lunes, 7 de marzo de 2016

Transmilenio: Un sistema de transporte creado por Dios

La mirada serena de un católico feliz. 

Esta entrada es el resumen de una investigación católica que he estado haciendo, y que es el principal motivo de la inactividad de este blog por tres años. Así es, hermanos, ahora que he terminado mi Doctorado en Técnicas de Combate contra Satanás -el cual recomendaré en otro post- en el Vatican Institute for Research of the United League of Eucaristic Academics Societies (VIRULEAS), tendré tiempo para seguir abofeteando al diablo con mi audaz y bendita prosa. En esta ocasión, quisiera referirme a la actual controversia sobre la elección del Alcalde Enrique Peñalosa en Bogotá y la decisión de darle continuidad a Transmilenio y hacer un metro elevado.
Transmilenio es un sistema creado por Dios. Sí, mis hermanos en Cristo, Transmilenio es un sistema cuya arquitectura fue concebida a la diestra del Señor y materializada a través de la inmaculada destreza urbanística de Enrique Peñalosa. A más de un ateo le sangran los oídos si uno les dice una cosa tal; incluso yo, un macho católico con un extenso recorrido en la lucha antisatánica, me mostré sorprendido cuando llegué a los resultados de mi investigación. Puede que incluso para ti resulte extraño, pero expondré, una por una, las razones que muestran la perfección de Transmilenio como sistema de transporte público.

Un millar de manos levantadas en alabanza. Nada agrada más nuestro Todopoderoso Padre
Los tubos en el interior de los buses articulados están colocados muy arriba, de modo que los pasajeros alzan sus manos todo lo que pueden como una señal de alabanza. A Dios le agrada que alcemos nuestras manos al cielo en plegaria, y esto lo sabía muy bien el Alcalde Enrique Peñalosa. Un estudio del Gimnasio Ortodoxo Nicolás de Obispo en Recife para la Religión, la Eucaristía y la Alabanza (GONORREA) encontró que ningún Sistema de transporte en América Latina agrada tanto al Señor como Transmilenio, y eso pasa por la cantidad de manos alzadas al cielo.

Si miras una fila de buses articulados se parece a una fila de cardenales entrando en el Vaticano. Los colores de Transmilenio fueron escogidos por Enrique Peñalosa para que cuando se formaran las solemnes filas de Buses, se asemejaran a las armónicas procesiones de cardenales en oración en el Vaticano.
Perfección nivel: Transmilenio


Las estaciones principales se llaman «Portales» en honor al Portal donde fue concebido el Niño Jesús. Así, podemos encontrar el Portal de la 80, el Portal de las Américas, el Portal de Usme o el Portal del Norte. En total hay siete de estos sitios-tributo.

La frecuencia de salida de los buses está pensada armónicamente. Tal cual. El Señor Enrique Peñalosa cronometró la llegada de los buses para darnos tiempo para reflexionar acerca de la pobreza de la Iglesia Católica o para ver cuantos Padres Nuestros somos capaces de rezar en un lapso determinado. En lugar de andarte quejando porque «el bus se demora mucho», tómate un tiempo para pensar en el Dios que te dio la vida. 

Es un espacio para que aprendamos más de Jesús y cosas de la Biblia. En efecto, muchos ateos toman Transmilenio como un medio para llegar a sus conciliábulos pecaminosos y aquelarres zoofílicos. Esto lo sabía, de antemano, Enrique Peñalosa, y por eso el sistema estaba pensado para que muchas personas pobres subieran a enseñarnos pasajes de la Biblia y nos ilustraran sobre el arte más bello de todos: el arte de dar limosna. En especial si es a la Iglesia Católica.

Un 95% del valor del pasaje se va a la Iglesia Católica. Indirectamente, desde luego. Cerca de un 95% de las ganancias va a operadores privados que, en efecto, son muy ricos. Pero como es más fácil que un camello pase por el ojo de un aguja que un rico herede el reino de los cielos, estos se ven obligados a dar cuantiosas Transmilimosnas a la Iglesia Católica. Además de que te transportas por la ciudad con rapidez, contribuyes a que la Iglesia sea un poquito menos pobre. Es un win-win.

Dios envía buses para que aplasten a los colados. Hay muchos ateos malintencionados que quieren ingresar al sistema sólo para molestarnos a los católicos, ya sea robando, orinando como lo hizo esta herética hembra, o enseñando su miembro viril. Dios sabe esto y envía buses velozmente para que quienes no pagan el pasaje, sean aplastados y enviados al infierno.

Ahora mismo debes tener esta cara:

Pero descuida. Es la misma expresión que puse yo cuando me di cuenta de que en nuestra ciudad siempre hubo un poquito del cielo y no nos habíamos dado cuenta. Todos esos que lanzan diatribas perniciosas contra Transmilenio no son más que un puñado de ateos organizados por el satanista Gustavo Petro. 

¿Y cuál es tu opinión sobre el Metro, defensor?

Nuestro Alcalde Enrique Peñalosa es sabio al hacer el Metro elevado. Él sabe que la mayoría de metros en el mundo se han convertido en lugar de citas para misas negras. El satanista Gustavo Petro quería hacer un metro subterráneo. Subterráneo significa «bajo tierra», y ya sabemos que debajo de la tierra sólo está el infierno. Petro lo sabía muy bien y quería que las estaciones de metro se convirtieran en fumaderos de bazuco y marihuana, prostitución y artes homoeróticas, tal como estaba sucediendo en toda la ciudad. Pero Nuestro Alcalde, inspirado por el Espíritu Santo, decidió que el metro debía ser elevado, sobre la tierra, como una metáfora del cielo porque sobre la tierra están los cielos. 

El ex alcalde Gustavo Petro en un mítin nocturno discutiendo los últimos estudios del metro subterráneo.


Ahora ya lo sabes. Somos afortunados de tener un sistema pionero en alabanza y transporte público en nuestra bella ciudad. La próxima vez que uses Transmilenio, hazlo con una sonrisa en el rostro. Como dicen los mendigos que allí se suben ¡Agradécele a Dios porque tienes otro día más de vida (y que puedes usar para subirte a Transmilenio)!

¡FUERA DE TRANSMILENIO SATANÁS! ¡LOS CATÓLICOS VAMOS CON DIOS EN TRANSMILENIO! #BienaventuradosLosQueMontanEnTransmilenio #DesdichadosLosColadosPuesEllosNoHeredaránElReinoDeLosCielos








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